Ya transcurrido un día de la eliminación a manos de Francia, con el Lechuza nos seguimos lamiendo las heridas. Sin ganas de hacer nada, nos habíamos quedado toda la mañana en el departamento, a pesar de que era nuestro último día en Moscú. Mientras terminamos de almorzar, con cierto desgano, pregunta:
-Y que hacemos ahora? No nos vamos a quedar todo el día, el último día en el departamento, no?
-Y qué mierda querés hacer? – ni bien termino de responder, ya me arrepiento por el tono empleado.
-No sé. Vamos al mercado de Izmailovo a comprar algunas boludeces. O sino, vamos a ver el partido de Rusia-España.
-Y por quien vas a hinchar?
-Qué se yo. Me da lo mismo.
-Bueno. Vamos.
Y enfilamos para el Fan Fest. Por supuesto, que estaba lleno, a reventar. El 90% serían rusos, y el 9%, españoles. Dentro del 1% restante, nos encontrábamos nosotros, a un costadito, sin muchas ganas de interactuar con el resto.
A pesar del entusiasmo de los rusos, la verdad es que el partido fue un bodrio. Ninguno de los goles nos había generado gran cosa. Mucho menos el alargue. Apenas termina la tanda de penales, le digo al Lechuza:
-Vamos?
Sin mucho entusiasmo, me acompaña enfilando la salida. Atrás quedaban los rusos alborotados, sin creer que hubiesen eliminado a España. Los gallegos, desilusionados. Después de caminar algunos minutos, y cuando el bullicio de los rusos ya no era perceptible (por Dios! Qué Contraste! Se imaginan lo que hubiese sido el festejo argentino si nos tocaba pasar lo que acababa de conseguir Rusia?), el Lechuza interrumpe nuestros silencios:
-Cuando es el próximo partido importante?
-Qué se yo! – le respondo apelando nuevamente al mal modo
El Lechuza, quien entre otros motivos es mi amigo porque compartimos la forma de vivir el fútbol, tira un manto de claridad sobre tanto gris.
-No! Pelotudo! Cuándo empieza la Copa Argentina, la Libertadores, la Sudamericana o la Superliga. Qué mierda me importa ya este mundial del orto!?!
Su pregunta tiene el efecto de una inyección de renovado interés. Sin tener una respuesta certera a su pregunta, le respondo con una sonrisa:
-No tengo idea Lechuza. Pero calculo que las Copas deberían arrancar antes del torneo local.
-Mejor para ustedes, así arman plantel para ilusionarse con zafar del descenso.
-Andá a cagar. Si tenemos los mismos puntos que ustedes.
-Sí, pero no la hinchada…
Así nos pasamos el resto de la caminata de vuelta al departamento, con chicanas de por medio, buscando información sobre las novedades de los planteles, validando fechas y demás. Cruzando la avenida de Lenin, un auto de último modelo, de esos carísimos, pasa tocando la bocina con una bandera rusa flameando desde la ventana. Sólo atinamos a echarle una puteada, no tanto por la envidia de su alegría, como por haber interrumpido la charla que estábamos manteniendo.